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CABALLEROS DE SAN JUAN

CABALLEROS DE SAN JUAN: Texto

BRAYAN

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Tú llegaste a mi casa y yo me encontraba en el jardín mirando las flores.  Mamá Rosa se había ido de este mundo tal como la habíamos conocido.  Sin embargo, yo sabía que estaba en esas flores rojas gigantes del jardín.  Tú también lo sabías.  Me lo dijiste con las pupilas de tus ojos. La gente lloraba alrededor, y los dos permanecimos serenos. Atentos.

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En el verano las calles de San Juan parecían desvanecerse por las capas de polvo que se iban acumulando debido a la sequía. Por las noches, debido al rocío, los caminos parecían barnizarse para esperar el sol del día siguiente.  No obstante, los caminos parecían florecer con el olor de la tierra mojada de las primeras lluvias de marzo.

Por las noches, en San Juan el cielo siempre estaba despejado y se podían identificar fácilmente todas las constelaciones, planetas y cometas. En un enero lejano, por ejemplo, Stiven y yo durante muchas noches pudimos contemplar un gran cometa que estaba de visita. Veíamos al cometa Edison elevarse por encima de las montañas como si fuera una cometa viva.

Yo empecé a amar a las tres estrellas de la constelación de Orión y nosotros nos divertíamos con las Pléyades porque parecían siete muchachas traviesas en el aire.

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JHONY

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Jhony me dice que esta madrugada vio la luna rosada.  Que Madrid es muy plana. Y está encerrada por elevaciones, lo que provoca un cierto tipo de efecto invernadero en el clima. Yo le hablé de la vez en que yo, trepado sobre la Basílica del Sagrado Corazón  vi el sol como una yema de huevo que levitaba sobre el horizonte.  Y que la ciudad de París, al igual que Madrid, es plana. Jhony me dice que está siguiendo la huella del sol.  Es lo mismo que hago yo.

Tengo muchas fotografías del sol ¿Quieres verlas?

Jhony estudia astrofísica.  Me dice que de niño le gustaba explorar las estrellas.  Johny me contó que al igual que tú, sus constelaciones preferidas son Orión y las Pléyades, y que ahora se ocupa del sol.  Le pregunté el por qué y me respondió que el sol también es una estrella.  y es la estrella que se encuentra muchísimo más cerca que la estrella que creemos que está más cerca de la tierra.  Jhony ama el sol porque el sol es una estrella.

Jhony me ve y extiende sus brazos de forma horizontal, y con el pecho inflado señala la luna que se asoma.  Jhony me advierte que ya había pasado el momento del brillo del sol que solíamos recibir a las seis y seis.  Jhony predice que dentro de poco tonos rosados se apoderarán de la atmósfera.

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ÁRBOL

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El sol permaneció inmóvil por algunos minutos. Estábamos Breiner, Jhony, un par de extranjeros y yo.  Todos permanecimos de frente al sol.  Los volúmenes de nuestros cuerpos miraban a los edificios que se erigen desde la falda de las montañas.  Construcciones que parecen enormes flores perpetuas de hace siglos, y que quieren hablar con nosotros.

Yo quise convertirme en árbol.  Me retiré a unos metros de los demás.  Mis amigos no notaron que me convertí en un árbol. Mi cuerpo era el cuerpo del árbol, mis manos eran las manos del árbol y mi cabeza era la cabeza del árbol.  Cuando yo, como árbol, miré a Jhony, noté que Jhony era yo mismo.  Muy a pesar de que no sentía su cuerpo ni pensaba como él. 

Esa era la realidad:  Yo era Jhony.

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LEÓN

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Una vez Jhony se convirtió en un león.  Pero no en el león más radiante.  Se convirtió en el león más triste del mundo.  El animal decidió internarse a vivir en lo más frío y oscuro de la selva. Yo lo conocí.  Sin sospechar que ese león en realidad era Jhony. El león y yo caminamos un rato por un claro que temporalmente se hizo en la selva.  Era luna llena. 

El León caminaba despacio, pero no como un sabio, sino como un viejo cansado que no sabía dónde ir porque no alcanzaba a comprender que el camino es más grande que sus fuerzas.

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YO NO NACÍ CERCA DE LAS MONTAÑAS.  NACÍ MÁS CERCA AL MAR QUE A LAS CORDILLERAS.  PERO BRAYAN, JHONY, ÁRBOL, LEÓN Y YO NACIMOS EN SAN JUAN

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